Se localiza ya cerca del valle. La construcción aunque extremadamente sencilla, guarda uno de los testimonios más elocuentes de época romana que existen en Gipuzkoa.

Se trata de una lápida funeraria del siglo I ó II con inscripción. En ella se indica el nombre del difunto y la edad a la que murió, adornándose la losa con una arquería de valores rituales.

Al pie de la ermita, el camino aprovecha el valle abierto por el río Oria y por el mismo se dirige hacia Segura.